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22 may 2013

Capitulo 14. "Cotilleos"


Capitulo 14. "Cotilleos"


Camile seguía rebuscando por su móvil, hasta que dio con el numero de Emma, aunque prefería llamar a Shara, pero al saber que estaba en casa de sus tíos no creía que le fuera a coger la llamada. Llamó a Emma, sonriente, y esta al poco le contestó.
-Hola Cami, ¿qué pasa?. ¿Es que me pillas algo ocupadilla... ?. -Dijo entre leves risillas mientras intentaba no reír mucho.
-Es que me acaba de pasar algo un poco raro. -Dijo soltando una sonrisa tonta.
-¿Algo raro?, ¿pero estas bien?... Ais, jo bobo estate quieto, déjate las cosquillas. -Soltó Emma de golpe entre risas.
-¿Bobo?. Ui ui Emma, ¿quién es el afortunado?. -Dijo burlona Camile.
-¿No ibas a contarme algo Cami?. Pues cuenta que ya te contaré, pero no creo que sea afortunado el bobito este. -Respondió de golpe Emma.
-Pues... Que he llegado a casa, me metí en la habitación y bueno, salí a poner el aire acondicionado para estar más fresca antes de pensar en cambiarme para ir más aireada en casa antes de salir, y nada, va, se abre la puerta del cuarto de baño y me sale un pedazo de tío que... uuuuf, tiene alguna que otra marca, pero joder como esta el cabrón... -Dijo mientras se mordía el labio.
-Ui ui, me da de una que se acaba de pillar de alguien, y encima lo tiene algo a mano eee. - Le dijo Emma con algo de guasa.
-No digas tonterías Emm, sabes que no, reconozco que esta muy bueno y esta para un... bueno ya sabes, pero no se, no me veo saliendo con nadie todavía. - Respondió Camile.
-Ya lo se Cami, pero vamos que lo tienes al lado y te ha puesto como una moto, que me se de una que se lo ha comido con la mirada, ¿no?. -Dijo Emma.
-No te voy a decir que no... No soy santa. -Dijo mientras se reía alegremente.
La puerta del baño se volvió a abrir y Daniel salió disparado hacia la habitación, se encerró y comenzó a vestirse como alma que lleva el diablo.
-Me se de uno que acaba de irse volando a su nuevo cuarto, que da la casualidad que su habitación es la habitación de invitados de chicos que esta delante de la otra habitación libre donde más de una vez habéis dormido tu y las demás. -Dijo con una media sonrisa en la boca.
-Me da de una que ya esta planeándose cosillas por su cabeza... -Dijo de golpe Emma.
-No me hagas pensar... No me hagas pensar que me tientas. -Dijo medio a broma Camile.
Emma se comenzó a reír a carcajadas tras oírla y después suspirando resopló y dijo:
-Bueno cuídate, ¿va?. Y no seas muy picarona que nos conocemos eee, que me voy que me esta llamando mi madre para comer y el bobo este se ha ido ya a poner la mesa mientras hablaba contigo y ya se están confabulando mi madre y él, nos vemos esta tarde, besos. - Y tras esto colgó.
Camile sonrió diciéndose a si misma, “ya, ya, el vamos, el bobo este, si, si, vamos, el nuevo novio”. Se levantó del sofá y se dirigía a la cocina y dentro se encontró con Daniel. Vestía con una camiseta azul de manga bastante larga hasta los nudillos, como era normal en el a pesar de la época del año, unos vaqueros negros y sus zapatillas converses negras desgastadas. Iba algo despeinado, a su manera, como era normal y habitual y estaba bebiendo un vaso de agua con tranquilidad, aunque al ver a Camile entrando se sonrojo cerrando los ojos, pero por la vergüenza pasada hace unos minutos la cual no podía aguantar aun, quería salir de esa cocina de inmediato.
-Hola, antes no nos hemos podido presentar bien... -Dijo Camile hábilmente al ver que parecía que quería salir de hay.- Me llamo Camile. -Tras esto se acerco pero al ver que Daniel no decía nada en vez de darle dos besos le tendió al mano.
-Hola... Me llamo Daniel... Perdón por lo de antes, no sabía que había alguien en casa... Soy el chico que viene a vivir una temporada. -Dijo con el corazón en un puño y un nudo en la garganta mientras estrechaba su mano.
-Tranquilo, no importa. Oye, mi hermano va a llegar en nada con mi padre, y como que no es muy agradable, menos cuando hablo de quedar con una amiga mía... -Comenzó a decir de improvisto Camile.- ¿Te vendrías conmigo y unos amigos estar tarde?. Así te puedo ir presentando gente y tal...
-Yo... No creo que sea buena idea, además, no se cuando empiezo a trabajar con tu padre... Además... No se, esta tarde iba a ver si podía salir con a dar una vuelta con otra persona, lo siento.- Dijo Daniel tranquilamente.
-Aa... Esto, lo siento. -Dijo Camile algo avergonzada, no se esperaba tan de golpe una negativa, era como si le acabase de caer un vaso de agua helada encima tras tanto calor.
-De verdad, lo siento, pero hoy no... Puede que otro día si, me sería de ayuda conocer gente en la ciudad. -Dijo Dani con una media sonrisa.
-De acuerdo, no pasa nada, lo entiendo. -Respondió Camile con algo más de esperanza tras esa ultima frase.
-Esto... Gracias. De todos modos nos vamos a ver más, ¿no?. Ahora vivimos en la misma casa, al menos por un tiempo. -Dijo Dani sonriente, como queriendo que la chica no se disgustase.
-Sí, y la verdad es que me alegra, eres muy majo y sincero. -Respondio Camile con una gran sonrisa.
-Bueno... Esto, gracias. -Tras esto Daniel dejó el vaso a medio beber en al mesa de la cocina y pasando al lado de Camile, salió por la puerta y se fue al comedor rebuscando en su bolsillo el móvil para llamar a Shara.


Emma estaba sentada al lado de Bratt y frente a ellos estaba la madre de Emma. La verdad es que era una mujer alta y delgada, con al cara muy fina y una nariz algo pequeña, pero tenía los mismos ojos que Emma, los cuales heredó de su madre, y los mismos labios. Sus cabellos eran rubios como el sol y tenía normalmente una gran sonrisa, amplia, con al que mostraba sus dientes blancos como el mármol limpio. No tenia ojeras o rastros de vejez para la edad y era bastante activa, a veces se decía que más que los jóvenes de hoy, aunque siendo francos y muy a mi pesar, la mayoría de la juventud, y con ello no me refiero a toda, es muy pasiva y se mueve solo por conveniencia o para lo que quiere; normalmente para cosas que les vienen bien o para salir de fiestas.
Bratt estaba algo nervioso, el hecho de comer junto a la chica que le gustaba y encima con su madre delante no le daban precisamente mucho tiempo para relajarse, estaba algo tenso, hasta que de golpe, Emma, tras empezar a comer lentamente y ver que Bratt estaba algo intranquilo y sin apenas comer soltó: “anda bobo, come que no quiero que te me quedes seco, que si no, no puedo presumir de ti.” Esto provocó que un gran sonrojo apareciese por toda su cara, notando un gran calor en sus mejillas mientras que la miraba con una sonrisa tonta en sus labios pensando en aquellas palabras. De golpe, Alison, la madre de Emma no pudo evitar sonreír llena de alegría y a la vez riendo en su interior. Se le veía el plumero totalmente a su hija por poco que lo notase Bratt, y encima, ya conocía el muchacho desde que era pequeño y sabía que era de su vida por lo que hablaba con su madre y de las veces que lo había visto, y encima veía como su hija volvía a sonreír. La verdad es que Emma desde que comenzó a intentar olvidar a Aiden y a juntarse más con Bratt, se le veía más alegre y el color había vuelto a su rostro como si la primavera hubiese llegado a su vida dejando atrás un largo y frio invierno. Eso la alegraba bastante, por eso cada vez que Bratt se pasaba por su casa y lo veía insistía en invitarle a comer, cenar o pasar la tarde, y ya que era verano no iba a dejar escapar las muchas ocasiones que se lo podrían presentar.
Emma siguió comiendo con una gran sonrisa. La verdad es que Bratt la hacia sentir muy bien, la hacia sonreír, la volvía a hacer soñar, y algo estaba empezando a crecer en su interior, pero el recuerdo de Aiden y las secuelas que había dejado este durante todo aquel tiempo que estuvo con él, tras sus maltratos y sus insultos, habían dejado mucha huella y aun así aparte de eso, no lo había olvidado del todo. Era muy poco tiempo el que había pasado como para que pensase en salir con nadie por mucho que sintiese, pero nunca descartaba al posibilidad de dejarse enamorar de nuevo, si es que eso era posible.


Shara estaba en casa de sus tíos con su madre y su hermana mayor Emily. Solían ir mucho en verano, lo única pega que ponía Shara es que casi nunca podía irse de hay hasta que no llegaba la noche y su madre decía de irse a casa; aunque de vez en cuando le gustaba estar en aquella casa de campo, porque podía perderse por un pequeño bosquecillo que había cerca e ir a un lugar que tenía por nombre “El Claro de la Alegría”, o así lo llamaba Shara, ya que cada vez que algo la agobiaba o la mantenía triste se quedaba en el cada vez que podía ir, y la verdad es que la tranquilizaba y alejaba de la realidad durante un largo tiempo.
Emily estaba recogiendo platos mientras Shara se encargaba de comenzar a fregarlos a mano y su madre estaba con sus tíos en el comedor, hablando y pasando el rato. La verdad es que Shara no lo estaba pasando mal, ni estaba aburrida, estaba más bien en las nubes pensando en Daniel y algo preocupada por el, preguntándose como le estaría yendo el día, y justo cuando estaba ya acabando de fregar y aclarar los platos y cubiertos de la comida su móvil comenzó a vibrar en su bolsillo. Casi nunca lo cogía, pero teniendo en cuenta que Dani seguramente hoy le llamaría no quería dar la llamada por perdida si era de él, por lo que secó sus manos con rapidez usando el trapo que tenía a mano al lado y sacó el móvil para coger la llamada antes de que dejase de vibrar.
-¿Si?. ¿Quién es?. - Dijo Shara al responder a la llamada.
-Hola pelirrojilla, ¿cómo estas?. -respondió de golpe la voz de Daniel.
-Hola cielo, pues estoy bien, en casa de mis tíos. ¿Y tu?. -Dijo Shara dulcemente con un leve sonrojo en las mejillas.
-Pues pensando en ti y conociendo a la gente con la que voy a vivir. Por lo visto vivo en el mismo centro de la ciudad y la hija del hombre que me ha acogido se ha empeñado en que saliera con ella a ver a sus amigos así sin más... Ha sido raro... -Le dijo Daniel.
-Anda... ¿Y que le has respondido?. -Soltó Shara mordiéndose el labio inferior nerviosa.
-Pues que no boba, si quería decirte a ti de salir un ratito si podías. -Respondió Dani.
-Aaaa... Pues... Claro que sí, solo falta que mi madre me deje, pero claro, podemos ir si quieres con unos amigos míos que quedado esta tarde. Irá Emma que ya la conoces. -Dijo algo avergonzada al haber preguntado lo anterior de golpe sin pensar.
-Lo que quieras cariño. -Respondió Dani.
-Espera un poquito, ¿va?. Bueno no, mejor te llamo ahora y te digo. -Dijo Shara pensando que decirle a su madre.
-Vale pequeña, no pasa nada. Un beso, te quiero. Y espero esa llamada eee. -Respondió Daniel dulcemente con una sonrisa en la boca.
-Igualmente enano. Si, tranquilo que te llamo esta vez yo bobo. -Dijo risueña Shara.
-Va, hasta ahora cariño. - Dijo Daniel.
Tras esto Shara, bastante sonrojada se dirigió al salón, pensando que decirle a su madre para convencerla, puesto que no muchas veces aceptaba dejarla ir cuando estaban de visita, más que nada porque le tocaba a ella usar el coche para llevarla y para una vez que va a ver a su hermano no quería tener que esta de “viajecitos” como muchas veces les replicaba a alguna de las dos cuando le insistían.
Su madre era una mujer de estatura media, delgada y de unos cuarenta y siete años. Con un cabello rojizo algo oscuro, aunque no muy vivo, ya que era más bien una mezcla entre un rojo oscuro y un castaño pálido y claro. Tenía unos grandes ojos de color verde, intensos y penetrantes, con unas leves bolsas del poco descanso y el paso de los años. Aparentaba tener muchos menos años de los que tenía al igual que la madre de Emma.
Sus tíos algo diferentes. Su tío, que era el hermano de Jane, que así es como se llamaba la madre de Shara, era alto y a pesar de su envergadura era bastante corpulento. Con un color de piel algo pálido y unos cabellos cortos y repeinados con una raya en el lado derecho, y al contrario que su hermana con un color rojizo anaranjado bastante intenso, que contrastaban con unos pálidos ojos azules. El paso de la edad había hecho, junto al cansancio de su trabajo, bastante mella en él. Tenía unas cuantas arrugas en la frente y una ojeras visibles aunque algo disimuladas y era algo mayor que Jane, ya que a la semana siguiente cumpliría los cincuenta y dos.
Su mujer era de una estatura media, aunque algo baja, y era algo rechoncha. Tenía unos ojos algo pequeños de un color castaño, al igual que sus cabellos, cortados a media melena por los hombros y de un color castaño oscuro. Su rasgo más característico era una pequeña mancha rojiza en la mejilla izquierda, cercana al ojo. Unas pequeñas ojeras mal disimuladas se podían apreciar y tenía una voz algo ronca, y su edad era casi al misma que su marido, ya que tenía cincuenta años.


-Mama... Podría salir esta tarde un rato, ¿por favor?. -Le preguntó Shara a Jane al entrar al salón algo sonrojada.
-¿Ya estamos?. - Dijo Jane al oír la pregunta de su hija mientras la miraba a los ojos con algo de mal humor.
-Es que viene una persona que no se cuando volveré a ver... ¿Puedo, por favor?. -Le insistió su hija de nuevo.
-Ya sabes que pienso de los viajecitos cuando venimos a esta casa Shara... - le respondió Jane a su hija.
-Es que yo...
-Ya te llevaré yo, pero dame media hora. -Le interrumpió de golpe su tío a Shara.- Pero luego no te recojo y tu madre tampoco seguramente, así que búscate como volver a tu casa. Quien algo quiere, algo le cuesta. -Le sonríe tras decir esto último.
-Esto... Gracias tío. -Shara le sonrío y le dio un beso en al mejilla, saliendo luego del comedor, donde su madre empezó a preguntar a su hermano porqué el empeño de llevarla, ya que era la primera vez que decía el de llevar a una de sus hijas para que salgan cuando están en su casa.


Shara estaba emocionada, al fin vería de nuevo a Daniel, ya podría estar con él otra tarde más, y el solo pensarlo le hacía muy feliz y la llenaba por dentro.
Pero aquella tarde iba a ser una tarde intensa de cosas por descubrir, de secretos a la luz y de impresiones que conmocionarán a muchos, será una tarde de historias que contar.