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21 nov 2012

Una nueva historia.

Si; perdonar mi largo y prolongado retraso, pero anduve ocupado, liado y pensando en muchas cosas y una de ellas es que hoy no os dejaré un poema, sino un relato u historia, bueno, el primer capitulo, que espero que os guste.


Capitulo 1. "Bajo la lluvia"

Era una noche de viento en la que, de vez en cuando, caía del cielo alguna que otra gota de agua sin llegar a llover, sin duda era una noche para no estar en la calle. La luna llena podía iluminar bastante bien las calles oscuras de aquel pueblecillo perdido en medio de la nada, no muy lejano a una gran ciudad.
Todo estaba en silencio, los únicos sonidos eran el del crujir de las ramas, por el azote del viento, de los pequeños arboles que decoraban las calles del pueblo y el impacto de las escasas gotas de agua a modo de lluvia, si se le podía llamar así, contra el suelo.
En una de las pequeñas calles, había un chico de una estatura media y algo delgado, sentado en un banco mirando al suelo, parecía decaído. No podía observarse su rostro por la oscuridad, pero se podía apreciar por bajo la luz de la luna y una tenue luz de una de las pocas farolas de la calle que funcionaba, que llevaba puesto unos pantalones baqueros y una sudadera negra sin ningún tipo de detalle, simplemente básica, tal cual. Llevaba la capucha puesta y de vez en cuando se podía apreciar como sacudía la cabeza levemente hacia los lados. 

El viento era cada vez más fuerte y helado y comenzó a llover. Aquel chico parecía estar en otro mundo, pues a pesar de todo permanecía ahí, sentado, sin moverse.

Tras pasado un rato, las campanas del pueblo sonaron y dieron la una de la madrugada, el chico giró la cabeza hacia el campanario de la iglesia, no muy lejana a la calle donde el estaba, y el viento le echo la capucha hacia atrás, dejando al descubierto su rostro. Tenía la piel algo pálida, sus ojos eran grandes y mostraban lo poco que dormía aquella persona, pues tenía unas ojeras algo oscuras. Su sonrisa era apagada, no mostraba ninguna felicidad ni tristeza.
Su cabello era oscuro y liso, con un peinado corto pero con un flequillo algo largo. No se podía ver con claridad ni el color de sus ojos ni nada más ya que el viento y la noche no permitían que se pudiera ver mucho.
Las gotas de lluvia caían sobre su cara mientras el cerraba los ojos y elevaba la mirada al cielo a al vez que entre las gotas de la lluvia se camuflaban unas pequeñas lagrimas. Lagrimas que acabaron por transformarse en llanto al poco tiempo.

No muy lejos de hay sobre esas horas andaba un grupo de cuatro personas, dos de ellos eran chicos y las otras dos, chicas. Iban en coche, acababan de salir de una fiesta en un descampado a la afueras de la ciudad y por lo visto se habían perdido por el camino. Uno de los chicos, llamado Bratt, era quien conducía el coche, pues era el único con carnet que ni había bebido apenas, por no decir que no lo hizo, e intentaba conseguir localizar por donde volver hasta la cuidad llegando por un desvío hasta aquel pueblo callado y silencioso. Bratt tenía unos 20 años, unos cabellos cortos y rubios algo despeinados siempre, con una mirada intensa y desafiante de color castaño y una piel de un tono moreno. Alto y con un cuerpo buen cuidado, se podía decir que era el "guapo" del grupillo aparte de ser el más mayor de todos.

Emily, una de las chicas, que era la mayor de las dos, al ver la hora y aquel sitio desconocido comenzó a desesperarse, además, si llegaba una noche más tarde a casa con su hermana pequeña estaría en un buen lío.
Era una chica algo alocada pero bastante pensativa a al hora de tomar decisiones, con un pelo largo de melena castaña y con el pelo recogido en una trenza normalmente.
James que era el copiloto en aquel coche y el más fiestero de todos iba medio adormilado ya, ya veríamos de que se acordaría mañana al despertar de la cantidad de alcohol que había ingerido en la fiesta. Era de una estatura media normal, muy moreno y algo delgado, con unos ojos verdes claro y un pelo muy corto excepto por la parte superior de la cabeza, con una especie de tupe-cresta como peinado.
La ultima ocupante del coche era Shara, que dormía atrás en el coche con la cabeza apoyada sobre el hombro de Emily. Shara era la "tímida" aparte de la más pequeña, y la hermana menor de Emily. Tiene uno largo cabello rojizo y unos ojos azules. Sus mejillas se sonrojan con facilidad y estaban levemente llenas de pecas, aparte tenía la manía de sonreír siempre ocurriese lo que ocurriese, para hacer feliz a los demás y que no tengan que preocuparse.

Aquel chico desconocido que lloraba bajo al lluvia permanecía aun en el banco con la cabeza elevada hacia el cielo hasta que escucho el sonido del motor de un coche acercándose y giro la cabeza abriendo los ojos mientras se levantaba de aquel banco poniéndose de nuevo al capucha de su sudadera, no quería que nadie el viera la cara.

Los ocupantes del coche no eran ni más ni menos que aquellos cuatro chicos y chicas y al ver que aquel chico estaba en la calle, aunque les pareció raro por el tiempo que hacia, pararon el coche a su lado y Bratt bajo la ventanilla de su puerta para preguntarle.

-Buenas noches.- dijo Bratt con la mirada clavada en aquel chico.


-Buenas noches para usted.- Musito al rato ladeando la cabeza a un lado.


Shara al oír a Bratt y sentir los pequeños movimientos de Emily por su desesperación entreabrió los ojos mirando por la ventanilla, todo le parecía raro y no sabía ni donde estaban, solo sabía que su noche había sido una "mierda" hablando mal y como de costumbre se dedico a mirar a la gente beber sin beber ella nada.

Aquel chico la miro un segundo y luego susurro a Bratt

-¿Qué quieres?.- digo algo cortante, como queriendo que se fueran-


-Saber como llegar a la ciudad, nos hemos perdido. - Dijo calmadamente Bratt.


Emily y Shara sabían que la cosa no se quedaría en solo aquello y que aquel chico era más raro de lo normal, porqué quien en su sano juicio estaría a aquellas horas bajo la lluvia.

Bratt y aquel chico cruzaron miradas, una nueva historia acababa de comenzar.